Aspectos novedosos de la Biblia de Lübeck


La Biblia de Lübeck, que fue impresa en 1494 en esta ciudad alemana, es una versión glosada en bajoalemán medio de la Vulgata. De las muchas ediciones de la Biblia que fueron publicadas a finales del siglo XV en dicho idioma, está considerada como una de las más destacadas por la elegancia de su estilo y la calidad de su impresión y sus ilustraciones. El bajoalemán medio era la variante idiomática que se hablaba en la zona conocida como Liga Hanseática, y en ella fueron publicadas otras dos ediciones de la Biblia por aquellos años, una en Colonia (1478) y otra en Halberstadt (1522). 

La Biblia de Lübeck, como ocurrió con muchas otras ediciones aparecidas por aquellos tiempos, no era enteramente original, sino que recogía numerosos materiales aparecidos en ediciones anteriores, por ejemplo, las glosas que Nicolás de Lira había escrito en el siglo XIV y que se publicaron por primera vez en Roma, en 1471. El impulso que este texto confirió a las ediciones de la Biblia, sobre todo en el área de habla alemana, queda plasmado en el célebre adagio latino "Si Lyra non lyrasset, Lutherus non saltasset" («Si Lira no hubiese tocado la lira, Lutero no habría bailado»). Del mismo modo, el editor incorporó no pocas referencias de la Glossa Ordinaria -que había sido reimpresa en 1481 en Estrasburgo- y de Hugo de San Víctor  De todos modos, la traducción es completamente original, al menos en su mayor parte (desde el libro del Génesis hasta el de Samuel, así como el Cantar de los Cantares o los libros no canónicos), lo cual coloca esta edición por encima de otras, que se limitaban a reproducir o parafrasear la publicada en 1466 por Johannes Mentelin en la ciudad de Estrasburgo.




El investigador Olaf Schwencke ha establecido que, sin ningún género de dudas, el equipo responsable de esta traducción es un grupo de escritores devocionales relacionados directamente con el monasterio franciscano de Santa Catalina, la Devotio Moderna y sus publicaciones.

El interés de la Biblia de Lübeck reside no sólo en la calidad de su traducción y en la variedad de los comentarios que incorpora, sino en sus célebres ilustraciones, concretamente, 152 xilografías (o grabados en madera) que se integran en el texto. Comparada con su antecesora y modelo, la Biblia de Colonia de 1478, quedaron fuera veinte ilustraciones y se incluyeron seis nuevas. Sobre todo se ilustraron las escenas del Antiguo Testamento, mientras que las del Nuevo Testamento apenas se redujeron a la representación de los cuatro evangelistas y a la figura de San Jerónimo. 

El Salterio es uno de los libros que resultaron especialmente favorecidos por la ornamentación. Las ilustraciones sólo se coloreaban, a mano, en casos muy particulares. El autor de las ilustraciones no se conoce, aunque se ha determinado que intervinieron dos artistas distintos en su confección (llamados por la crítica especializada Maestros A y B). Ambos maestros poseían un uso común de la luz y de las sombras para la recreación del espacio y la perspectiva, aunque el primero de ellos posee un trazo en el dibujo más suelto. Se cree que estos artistas procedían de la Borgoña flamenca, lo cual se denota en la influencia del estilo practicado en la corte de René de Anjou.




En cuanto a la impresión propiamente dicha, fue llevada a cabo por Steffen Arndes, quien con el tiempo devino editor él mismo. Era uno de los cinco impresores que existían en Lübeck por aquellos tiempos, lo cual la convertía en una de las capitales de la zona báltica. Para su cometido utilizó tipos góticos de 22 puntos, para las iniciales, y tipos suavos de 12 puntos para el texto, éstos últimos derivados de las itálicas altorrenanas. Según reza el colofón, la impresión fue concluida el día de Santa Isabel de Turingia, el 19 de noviembre de 1494.