Las Historias Bíblicas de los Klauber


En la escuela de grabadores de Augsburgo del segundo tercio del siglo XVIII, descuellan los hermanos Joseph Sebastian y Johan Baptist Klauber. Joseph Sebastian Klauber  (Augsburgo, 1700-1768) fue alumno de Birckhart, en Praga, y contó con su hermano Johan Baptist (Augsburgo, 1712-1787) como colaborador suyo. Juntos crearon una editorial de estampaciones con el nombre de J. u. J. Klauber o Fratres Klauber Catholici, indicando en la propia rotulación su carácter específicamente católico, frente a otras muchas editoriales artísticas de inspiración protestante residiadas en la propia ciudad de Augsburgo. Al frente de su imprenta, los Klauber publicaban libros ilustrados, recordatorios, tarjetas para peregrinos, representaciones de imágenes de la Virgen y de los santos, etc.



Una de sus obras más señeras son las Historiae Biblicae Veteris et Novi Testamenti (1748), un conjunto de grabados ilustrando pasajes bíblicos, en la línea de las colecciones homólogas publicadas durante el siglo anterior por Melchior Kussel o Johann Ulrich Krauss.

Es altamente sugestivo el juego de agudeza intelectual que acompaña a las diversas representaciones. En el título de la Historia bíblica expresa la intención que mueve a ilustrar los pasajes más importantes de la Biblia por medio de escenas, textos y símbolos: «Junioribus ad faciliorem eruditionem, senioribus ad vivaciorem memoriam, Divini Verbi praeconibus ad celeriorem reminiscentiam, omnibus ad utilem sanctamque curiositatem», es decir: será provechoso a los jóvenes, para una más fácil instrucción; a los mayores, para tener un recuerdo más vivo; a los predicadores de la Palabra de Dios, para una más rápida memorización; y para todos, para una útil y santa curiosidad».



Por medio de la ilustración gráfica, los autores enlazan el tema representado con pasajes bíblicos aparentemente remotos, en ocasiones rizando el rizo de la exégesis alegórica o tipológica. Federico Delclaux ha señalado cómo los grabados de Klauber, haciéndose eco del espíritu de su tiempo, son deudores de la cultura humanista y culterana de los siglos XVI y XVII. En aquellas centurias se había desarrollado ampliamente «el uso de emblemas, divisas, empresas, jeroglíficos, etc., en donde se aúnan el dibujo y la palabra, mediante la explicación breve de la pintura con un lema o verso. El conjunto siempre encierra una enigmática oscuridad inicial, y después una súbita claridad, al iluminarse el grabado por la intuición poética».



Lo cierto es que las láminas grabadas de los Klauber se muestran como auténticos cicloramas histórico-teológicos, en composiciones de estructura con frecuencia circular, atestados de todo tipo de motivos iconográficos, donde la escena bíblica principal con frecuencia aparencia difuminada en un contexto plástico abigarrado y confuso, muy del gusto rococó dominante en la época. Por contra, en las escenas de naturaleza masiva (como el caso del Diluvio Universal o de la destrucción de Sodoma y Gomorra), dicha naturaleza heterogénea le imprime mayor fuerza a las imágenes, logrando un impacto visual considerable.

Actualmente, existen varios ejemplares en el mercado del libro de anticuario de esta obra, entre ellos, uno en la madrileña Librería Romo.


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