La Biblia de Sacy y el espíritu de Port-Royal

Louis-Isaac Lemaistre (o Lemaître), maestro de Sacy, nació en Paris en 1613 y murió en el castillo de Pomponne en 1684. Sacerdote de Port-Royal, fue un teólogo, biblista y humanista francés que ha pasado a la posteridad por su traducción de las Sagradas Escrituras al francés, conocida como Biblia de Port-Royal.


Quinto hijo del hugonote Isaac Le Maistre y de Catherine Arnauld, ingresó en la abadía de Port-Royal, junto con sus hermanos Antoine y Simon, en 1638. En 1650 publicó las llamadas Horas de Port-Royal, una recopilación de plegarias que consechó un gran éxito editorial. Sin embargo, las persecuciones que se sucedieron contra Port-Royal desde 1654 acabaron con Sacy en prisión, donde pasó más de dos años encerrado en la Bastilla. Aprovechó la circunstancia para concluir la traducción del Antiguo Testamento que había emprendido su hermano Antoine a partir de la Vulgata, dando origen a la que se consolidó como una de las versiones de referencia del texto bíblico en lengua francesa. Después de su liberación, Louis-Isaac se consagró a la revisión de su traducción, así como a la redacción de sus propios comentarios a cada uno de los libros de la Biblia. A su muerte, acaeciada en 1684, la tarea quedó inconclusa, siendo llevada a término por su amigo Pierre Thomas du Fossé (1634-1698). No fue hasta 1696 cuando apareció, por fin, la edición completa en 32 volúmenes de la titulada, en lengua original, La Sainte Bible contenant l'Ancien et le Nouveau Testament. Esta es la que ha venido conociéndose popularmente como Biblia de Port-Royal.

Las primeras versiones de la Biblia en francés habían sido vertidas en forma de largas parrafadas en verso, como es el caso de la llamada Bible de Macé de La Charité. La primera versión de la Biblia en prosa, sin glosa, se remonta al siglo XII y fue debida a la mano de Pierre de Vaux. A ella le siguió la de Guyart des Moulins, compuesta a finales del siglo XIII y que fue impresa en forma de libro en 1488. Por último, hay que citar la de René Benoît, publicada en París en 1566, provista de notas marginales que fueron censuradas por contener ciertas alusiones calvinistas intolerables para la época.

La traducción de Sacy es mucho más conocida que las anteriores y ha sido reproducida de forma masiva desde el mismo momento de su publicación. Se la considera la primera versión accesible al gran público que desconocía por completo la lengua latina. La iniciativa de la traducción de la Vulgata (los cuatro Evangelios, más el Apocalipsis) fue de su hermano, el abogado Antoine Le Maistre (1608-1658), si bien esta versión fue desechada por Louis-Isaac, quien emprendió una nueva con ayuda de sus amigos en Port-Royal: Blaise Pascal, Robert Arnauld d'Andilly, Pierre Nicole, Pierre Thomas du Fossé, etc. Esta primera versión contenía, íntegro, el Nuevo Testamento (incluyendo los textos en griego) y fue publicada en Mons en 1667. Se presentó en dos volúmenes, en octavo, "con las explicaciones del sentido literal y del sentido espiritual, a partir de los Santos Padres". 

Lo cierto es que, a partir de entonces, esta traducción fue ampliamente reutilizada en todo tipo de ediciones. Una nueva versión, corregida por Beaubrun, fue publicada en París en 1717 en tres volúmenes, en folio, con un cuarto tomo que incluía los Apócrifos del Antiguo Testamento, los escritos de temas apostólicos, los prefacios de San Jerónimo y varias disertaciones sobre distintas materias bíblicas.

Algunos teólogos reprochan a la traducción de Lemaistre de Sacy su afán por desviarse de la letra sin un motivo aparente; otros, la consideran sobria y elegante. En cuanto a sus explicaciones, se le afeó en su momento una evidente cercanía a las tesis de los jansenistas, lo cual no es de extrañar si se considera el entorno material e intelectual en el que fueron compuestas.



Grabado incluido en una edición de 1723 de la Biblia de Sacy


La Bible de Port-Royal fue elaborada como continuación de los trabajos de lógica que se acometieron en la abadía del mismo nombre, la cual aspiraba a extraer de las matemáticas un modelo de conocimiento que pudiera exportarse a otros ámbitos del saber. Según esta visión, el ejercicio de la razón, apoyándose en el dominio de la sintaxis y la gramática, permitía obtener un manejo del lenguaje más claro que rehuyera las abstracciones misticistas para acceder a un tono más preciso y sobrio. De hecho, esta concepción del saber y del idioma fue la que prevaleció durante las décadas siguientes en Francia, siendo retomada por el ideal neoclásico que triunfó inmediatamente.