La Biblia Natalis, obra cumbre de Jerónimo Nadal


Carla Manzano.- Jerónimo Nadal nació en Palma de Mallorca en 1507. Comenzó estudios universitarios en Alcalá de Henares en 1532, donde conoció a san Ignacio de Loyola y tuvo un trato familiar con él y sus compañeros, que después continuaría en París. En 1545 se traslada a Roma para ampliar estudios, y tras unos ejercicios espirituales, ingresa en la Compañía de Jesús. Gozó de la confianza de san Ignacio, que solicitó su ayuda para la revisión de las Constituciones de la Compañia y fue encargado de promulgarlas por diversos países. En 1554 el fundador le nombra Vicario para auxiliarle en el gobierno de la Compañía. Sus escritos presentan un carácter variado: jurídico, pedagógico, ascético, espiritual, epistolar y autobiográfico.

Segúne explica José María Torres Pérez, a quien seguimos en esta exposición, san Francisco de Borja fue el primero en componer unas meditaciones sobre los evangelios de los domingos del año, con la idea de acompañarlas de grabados que se había comprometido en conseguir el propio Nadal. El libro original del santo fue publicado por el P. Federico Cervós, que lo imprimió tardíamente (1912) en la lengua original. En la introducción, el santo expone que, "para hallar mayor facilidad en la meditación, se inserta una imagen que represente el misterio evangélico, y así, antes de comenzar la meditación, mirará la imagen y particularmente advertirá lo que en ella hay que advertir, para considerarlo mejor en la meditación y para sacar mayor provecho de ella; porque el oficio que hace la imagen es como dar guisado el manjar que se ha de comer, de manera que no queda sino comerlo; y de otra manera andará el entendimiento discurriendo y trabajando de representar lo que se ha de meditar, muy a su costa y con trabajo".



Sin embargo, como quiera que este proyecto no llegó a ejecutarse, se encargó de llevarlo a cabo Jerónimo Nadal. Las anotaciones y meditaciones que iban a ir acompañadas de las estampas fueron redactadas hacia 1574 y se buscaron grabadores en Flandes que las objetivaran en estampas. La obra del padre Nadal se ajusta tanto a la realidad histórica y escriturística como a la Tradición y Magisterio de la Iglesia, acompañando cada imagen de la correspondiente lectura evangélica.

A pesar de su evidente interés, al principio no se encontraron impresores y grabadores para la obra, hasta el punto de que Nadal falleció sin haber visto cumplido su propósito. Asumió entonces la tarea editorial el padre Diego Jiménez. Los dibujos fueron realizados en Roma por Bernardino Passeri y el jesuita Giovanni Battista de Benedetto Fiammeri, aunque hay también nueve debidos a Martin de Vos y uno a Hieronymus Wiericx. En 1586 estaban en Flandes y Cristóbal Plantino se encargó de buscar grabadores. Los Wiericx asumieron la mayor parte del trabajo.

La primera edición de la obra de Nadal fue publicada en 1593 y recibió el título de Evangelicae historiae imagines: ex ordine Euangeliorum quae toto anno in missae sacrificio recitantur in ordinem temporis vitae Christi digestae. Aparecía sin nombre de impresor y reunía 153 láminas más una portada.

La utilización de la imagen por parte de estos jesuitas como elemento pedagógico no es invención suya ni tampoco de la Compañía de Jesús, pues hay ejemplos anteriores. Además, el Concilio de Trento se refirió a la inclusión de imágenes como acompañamiento de las Sagradas Escrituras: "Enseñen con esmero los Obispos que por medio de las historias de nuestra redención, expresadas en pinturas y otras copias, se instruye y confirma el pueblo recordándole los artículos de la fe, y recapacitándole continuamente en ellos: además que se saca mucho fruto de todas las sagradas imágenes, no sólo porque recuerdan al pueblo los beneficios y dones que Cristo les ha concedido, sino también porque se exponen a los ojos de los fieles los saludables ejemplos de los santos, y los milagros que Dios ha obrado por ellos, con el fin de que den gracias a Dios por ellos, y arreglen su vida y costumbres a los ejemplos de los mismos santos; así como para que se exciten a adorar, y amar a Dios, y practicar la piedad".

El interés iconográfico de la obra es grande, aunque resulta extraño que haya pasado casi inadvertido a los estudiosos de la Contrarreforma. Es conocido el influjo en el pintor y tratadista Francisco Pacheco en su Arte de la Pintura (Sevilla, 1649). Los profesores Santiago Sebastián López y Antonio Alonso Fernández subrayan el papel que estas imágenes comentadas tuvieron en la difusión del espíritu de la Contrarreforma.



Para las ilustraciones de la primera edición se utilizaron las láminas abiertas en cobre. De los 154 grabados que ilustran las escenas comentadas de los evangelios, 58 llevan la firma de Anthoine Wiericx, 56 la de Hieronymus Wiericx, 17 la de Johan Wiericx, 9 la de Carlos van Mallery, 11 la de Adriaen Collaert, entre otros autores.

Delen y Alvin coinciden en afirmar que esta obra constituye un verdadero monumento del grabado flamenco y, desde luego, la obra cumbre de los hermanos Wiericx.

La fijación de la iconografía se debe a los dibujantes que siguen el texto del padre Nadal y la interpretación del padre Diego Jiménez. Las estampas deben excitar la devoción de quien contempla esas escenas evangélicas. Se componen mediante secuencias temporales y símbolos parlantes que evocan el arte medieval, y que supeditan el valor estético de la imagen a la catequesis y a la devoción.

La obra fue de gran originalidad en su tiempo con la unión de texto e imagen, y contribuyó a la difusión de la doctrina conforme al espíritu del Concilio de Trento. El libro llegó tempranamente a los continentes más lejanos de la mano de misioneros jesuitas. Y como es bien conocido las estampas tuvieron una notable incidencia entre grabadores y pintores.